Niña Monje (NEPAL)

Cuando tomé esta imagen pregunté por el «niño» y me dijeron que era una niña. Nunca antes había visto a una niña monje, de hecho, no sabía que existiesen. Traté de seguirla para hablar con ella, pero se escabulló rápidamente tras los muros del templo, no obstante, antes de salir corriendo me dedicó una sonrisa que, lejos de imitar la austeridad de los monjes budistas, invitaba a jugar. 

El Mustang es un antiguo reino situado en el valle del Khali Gandakhy, que discurre entre ochomiles. Allí los inviernos son tan fríos que la población de cada pueblo migra en invierno a un campo de refugiados en Pokhara. A casi 4.500m sólo quedan algunos pastores de yaks y los monjes budistas. Donde comienza el Upper-Mustang, bajo la mirada del Nilgiri se eleva el templo de Muktinath, en el que los inciensos siempre humean. 

NIÑAS MONJE

El budismo, como otras religiones, tiene una diversidad de interpretaciones sobre el rol de las mujeres. En algunos textos Buda destacó la capacidad de las mujeres para alcanzar el nirvana, enfatizando su potencial espiritual. En otros, la mujer es vista como un ser poco espiritual, asociado al apego y a la tentación. Así que aunque reconocidas, la realidad es que su rol ha sido extremadamente limitado, sin acceso al monacato, ni la posibilidad de tener roles de poder y en muchas corrientes del budismo.

En la remota y mística región de Mustang, en Nepal, conocida por sus paisajes montañosos y su cultura tibetana bien preservada, existe una tradición inusual que rompe con las convenciones religiosas: la presencia de niñas monje en el templo de Muktinath. Este lugar sagrado, situado en las faldas del Himalaya a más de 3,700 metros de altura, es destino de peregrinación tanto para hindúes como budistas. Pero lo que lo hace especialmente único es la inclusión de niñas en roles monásticos, una rareza en las tradiciones monásticas budistas y una contradicción directa a las normas de la sociedad nepalí.

MUKTINATH

El templo de Muktinath es uno de los más venerados tanto por budistas como hindúes. Para los hindúes, el templo es una de las 108 Divya Desams, lugares sagrados dedicados al dios Vishnú. Para los budistas, es conocido como Chumig Gyatsa, o «Cien Aguas», por sus múltiples fuentes y su conexión con los elementos naturales. Aquí se venera a la deidad Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. Este dualismo hace de Muktinath un lugar simbólico de la unión entre las dos grandes religiones que definen Nepal.

Sin embargo, lo que hace que Muktinath destaque aún más es el fenómeno inusual de las niñas monje. Aunque en la tradición budista el monacato es masculino, algunas niñas en esta región son entrenadas y viven como monjes budistas, participando en rituales y actividades espirituales que, en muchos otros lugares, estarían reservadas exclusivamente para hombres. La práctica de tener niñas monje en Muktinath está estrechamente vinculada a la cultura tibetana de la región de Mustang, que es conocida por su apertura en algunos aspectos, a pesar de las limitaciones tradicionales impuestas a las mujeres en otras esferas de la vida.

La presencia de estas niñas indica un grado de flexibilidad en las tradiciones espirituales de la región. Sin embargo, aún queda por ver si esta apertura hacia las niñas monje se traducirá en una mayor igualdad de género dentro del monacato budista en general, o si sigue siendo una práctica limitada a contextos culturales específicos.

INFANCIA EN UN MONASTERIO

La vida de estas niñas y niños discurre en este templo de forma parecida. Desde una edad temprana, son iniciados en la vida monástica, reciben formación espiritual, aprenden los textos sagrados y participan en rituales en el templo. La vida monástica implica no solo devoción espiritual sino también trabajo y la renuncia a libertades y actividades propias de su edad.

En muchas tradiciones budistas, los menores que ingresan en los templos lo hacen a una edad temprana, entre los 7 y 12 años. En algunos casos, las familias envían a sus hijos para que reciban educación espiritual y formal. La disciplina, el estudio religioso y la meditación forman parte de su vida diaria a partir de ese momento. La presión de las expectativas, las tareas y la actividad diaria pueden ser muy duras pero, para muchos, el tiempo que pasan en los templos es una oportunidad única para acceder a la educación, especialmente en áreas rurales o económicamente desfavorecidas.

Las niñas monje de Muktinath tienen una experiencia única en comparación con otras niñas de Nepal, pero no están exentas de los desafíos propios de su género. A pesar de que se les otorgan responsabilidades espirituales, la expectativa de que eventualmente abandonen el monacato para cumplir con roles más tradicionales, como el matrimonio y la maternidad, sigue siendo fuerte. Además, el acceso a la educación laica y a oportunidades fuera de la esfera monástica es limitado.

LA NIÑA DIOSA: KUMARI

No muy lejos de Muktinath, en el corazón de Katmandú exite la Kumari. Una tradición hindú en la que una niña preadolescente es seleccionada para encarnar a la diosa Taleju. Esta tradición es particularmente fuerte en la comunidad Newar, un grupo étnico prominente en Katmandú.

Durante su tiempo como Kumari, la niña vive en el Kumari Ghar, un templo de Katmandú. Se la venera y respeta profundamente, y se cree que bendice a los devotos y a la nación. Durante su mandato, no pueden salir del templo, ni caminar ni tocar el suelo, solo tratan con su padres y con monjes. No juegan, no ríen y han de mantenerse serenas durante las visitas que reciben enel templo. Las niñas diosa no van a la escuela ni se desarrollan como niñas normales hasta el inicio de su menstruación, momento en el que pierden su estatus divino y deben de ser remplazadas.

Cuando una Kumari deja de desempeñar su rol, la transición a una vida común es traumática. Muchas de estas niñas, habiendo pasado varios años como deidades, tienen dificultades para reintegrarse en la sociedad, retomar su educación o adaptarse a la vida cotidiana sin la atención constante y el respeto divino. Algunas ex-Kumari han relatado sentirse aisladas o solas una vez que abandonan el templo, lo que puede afectar su bienestar emocional.

La tradición de la Kumari ha sido objeto de grandes críticas. El aislamiento que conlleva el papel de Kumari es extremadamente duro para las niñas y las afectará el resto de sus vida. Las restricciones impuestas a estas niñas limitan su desarrollo y bienestar. Sin embargo, las comunidades que participan en la tradición defienden su importancia cultural y espiritual, argumentando que ser Kumari es un honor y que las niñas y sus familias lo ven como una bendición.

Este delicado equilibrio entre la preservación de una antigua tradición y los derechos modernos de los niños sigue siendo un tema de debate en Nepal.

INDICADORES DE NEPAL

Nepal es un país sin litoral ubicado entre China e India, con una geografía diversa que va desde las montañas del Himalaya hasta las planicies del Terai. A lo largo de las últimas décadas, Nepal ha pasado por una transición política significativa y ha enfrentado desafíos tanto en su desarrollo económico como social. A pesar de los avances, como el crecimiento económico impulsado por las remesas y el turismo, el país sigue lidiando con altos niveles de pobreza, desempleo juvenil y desigualdades de género. 

1. Indicadores Económicos: World Bank

2. Indicadores Sociales World Bank

3.  Indicadores de Género World Bank