Zareina y Jamila. Fuego (PAKISTAN)

Zareina  y Jamila pertenecen a la etnia Gujjar. Están preparando la comida para su familia con plantas recogidas en las laderas del Karakorum y algunas legumbres. Están en los últimos días de la migración esperando a que cambien las condiciones del clima para subir a los 4.500m de los llanos de Deosay. 

Pude hacer estas fotos porque me lo permitió Makhan Khan cuando le expliqué el proyecto que estaba haciendo con los nómadas. Makhan Khan es el lugarteniente que toma las decisiones del funcionamiento diario en la familia. Una unidad familiar compuesta por 300 personas en las que el verdadero líder es la persona de mayor edad (entre los nómadas a veces es una mujer, pues se entiende que la persona de mayor edad es la que tiene mayor sabiduría).  

Durante los días que estuve con ellos traté de entrevistar a mujeres y preguntarles sobre los roles de género, pero fue una labor imposible, me respondían lo que se supone que tienen que decir o hablaban por ellas sus maridos. Sólo las mujeres más mayores bromeaban un poco conmigo. En muchas ocasiones, las mujeres sólo hablan con mujeres, especialmente en culturas islámicas.  

En esta familia, aunque profesan una profunda fe por la religión musulmana no son muy estrictas con algunas normas, como la de tener siempre el pelo cubierto.  

PAKISTAN

Con más de 240 millones de habitantes, fue creado en 1947 tras la partición de la India británica. Esta nación, ubicada entre Afganistán e India, ha sido testigo de algunos de los conflictos más largos y enconados del siglo XX y XXI. Es un país de increíbles contrastes, tanto en su estructura económica como en su riqueza cultural. Desde los bulliciosos centros urbanos de Karachi y Lahore hasta las vastas tierras planas del desierto del Tar y las montañas en las que se unen las 3 cadenas más altas del mundo y que habitan comunidades nómadas. 

ROL DE LAS MUJERES

Aunque estas comunidades tienen estructuras patriarcales tradicionales, las mujeres asumen múltiples responsabilidades esenciales para la economía y la cultura nómada. 

Las mujeres nómadas son las encargadas de la administración del hogar, lo que incluye la preparación de alimentos, el cuidado de los niños y el mantenimiento de la tienda o refugio. Aunque esta responsabilidad puede parecer similar a la de las mujeres en comunidades sedentarias, en un entorno nómada este rol es aún más crítico, ya que los hogares son móviles y las condiciones de vida cambian constantemente. 

LA MUJER ESCONDIDA

Las estructuras patriarcales han moldeado las vidas de las mujeres durante siglos. En Asia central, como casi en el resto del mundo, el patriarcado es  un fenómeno que sigue marcando  su capacidad para alzar la voz en una sociedad que, históricamente, las mantiene en las sombras. Desde las aldeas rurales de la India hasta las zonas urbanas de China, Vietnam o Camboya, son sistemáticamente privadas de sus derechos más básicos y fundamentales. No solo se les niega la posibilidad de asistir a la escuela, sino que son obligadas a aceptar matrimonios forzados, a veces cuando aún son niñas, sin tener opción de negarse o posponerlo. Sometidas a decisiones tomadas por hombres, en sus familias o comunidades, y sin participación en la vida pública. No son libres, ni dueñas de sus cuerpos ni de sus futuros. 

El acceso a la educación es una de las luchas más importantes para las niñas. Las cifras son reveladoras: millones de de ellas en países como Pakistán, India y Afganistán están fuera de las aulas, obligadas a quedarse en casa. La realidad arraigada es que la educación femenina no es una prioridad y que las mujeres están destinadas a otros asuntos, como el matrimonio. Niñas de tan solo 12 o 13 años son forzadas a casarse, sus vidas vinculadas a hombres mucho mayores que ellas. Esta práctica no solo niega a las niñas su infancia, sino que también las condena a una vida de servidumbre doméstica, en la que su capacidad para participar en la toma de decisiones familiares es mínima. Desde tiempos antiguos, el matrimonio era una herramienta para consolidar alianzas familiares y sociales, y en muchos casos, las niñas eran tratadas como un recurso de cambio​.

SILENCIO, SOMBRA Y SUMISIÓN

A las mujeres se les ha enseñado desde jóvenes que su valor reside en su modestia y en su capacidad de cuidar de los demás sin hacer ruido. El proverbio asiático «las mujeres deben ser vistas y no escuchadas» refleja el arraigo de esta creencia, que todavía prevalece en muchos entornos. Se espera que las mujeres permanezcan en segundo plano, apoyando a sus familias desde la cocina o el trabajo doméstico, pero sin destacar públicamente ni desafiar las normas establecidas. Ejemplos históricos como el purdah en la India o el confinamiento de las mujeres en el hogar en China muestran cómo el control de la sexualidad femenina estaba intrínsecamente ligado al mantenimiento de ese sistema. Prácticas como la dote, que aún prevalece en muchos países asiáticos, refuerzan la idea de que las mujeres son «costosas» para sus familias, lo que a menudo ha llevado a consecuencias terribles como los abortos selectivos  e infanticidios femeninos.

Sin embargo, a medida que las sociedades han comenzado a modernizarse, algunas mujeres han encontrado formas de romper con estas expectativas. Con el tiempo, con la edad y la experiencia, las mujeres con cierta madurez o que han acumulado cierto poder económico han comenzado a ganar una voz más fuerte dentro de sus comunidades. Este proceso, sin embargo, varía enormemente según el país y la región.

El empoderamiento, aunque gradual y a menudo limitado a ciertos grupos, sugiere que las mujeres están encontrando formas de desafiar las normas patriarcales y reclamar su derecho a ser escuchadas. El patriarcado en Asia ha evolucionado, pero aún persiste, impactando negativamente el desarrollo de las mujeres y limitando su participación plena en la sociedad. A pesar de los avances en educación y derechos humanos, las estructuras patriarcales continúan siendo una barrera significativa para las mujeres en gran parte del continente, lo que subraya la importancia de seguir luchando por la igualdad de género en todos los niveles. Incluso en los contextos más opresivos, las mujeres encuentran formas de resistir y renegociar su lugar en la sociedad, desafiando las expectativas que históricamente las han limitado.

INDICADORES DE PAKISTAN 

Pakistán, ubicado en el sur de Asia, es un país con una rica herencia cultural y un importante potencial económico. Sin embargo, enfrenta desafíos significativos en áreas como la pobreza, la educación, la salud y la igualdad de género. A continuación, se presentan los principales indicadores económicos, sociales y de género de Pakistán, junto con las fuentes originales donde consultar más información.

Indicadores Económicos: World Bank (World Bank Pakistan Overview)

Indicadores Sociales: 

Indicadores de Género: 

Educación y Empleo: 

Estos indicadores reflejan los desafíos en el acceso equitativo a la educación y la necesidad de diversificar el mercado laboral en Pakistán.El sector informal representa más del 70% de los empleos en Pakistán, con bajos salarios y condiciones laborales precarias.