Georgina. Boxeo (ESPAÑA)

Estiramientos después de un entrenamiento de boxeo en la ciudad de Toliara en Madagascar. Gina me invitó a ver el entrenamiento que realizaba durante el descanso que tenía para comer mientras trabajaba para una ONG local, a la que llegó después de despedirse de una carrera meteórica como jefa de proyectos, en una planta de automoción de alta tecnología. 

Ahora ha regresado a España y está llevando toda su experiencia en la gran empresa a una pequeña fundación con la que ha realizado la película SAFFIRA. Una película documental sobre la realidad social en las minas de zafiros en Madagascar. Desde que ha regresado ha estado emprendiendo trabajos a los que nunca se había enfrentado, experimentando nuevas formas de llevar la comunicación social a todos los sectores de la población e implementando formas innovadoras de financiación para la cooperación.

Nunca ha dejado el deporte, salud física, per también mental, una actividad en la que volcar el estrés acumulado por las largas jornadas de trabajo que realiza. 

LAS MUJERES EN EL DEPORTE

El deporte, siempre ha sido un espacio de hegemonía masculina, un “lugar donde los hombres han establecido las barreras de género.

Hablamos de deporte y no de trabajo físico. Mujeres que trabajen duro físicamente hay y ha habido siempre. Pero el deporte es diferente, el deporte es fuerza, destreza, habilidad, supremacía y poder, es vencer al adversario frente a la multitud y ser aclamado. Es ganar o perder. Es un espacio de expresión, de reconocimiento y sobre todo de diversión. Y las mujeres han estado durante mucho tiempo excluidas de él.

Desde los inicios, el deporte no ha sido considerado propio de las mujeres. Incluso el uso de las bicicletas, un medio de transporte barato, ligero, sencillo pero que permite un nivel de independencia y de libertad se consideró vetarlo al género femenino. No favorecía a las mujeres, las podía enfermar por su débil constitución.

En 1921, la Asociación Inglesa de Fútbol prohibió que las mujeres jugaran en campos asociados a clubes oficiales, alegando que el fútbol era «altamente inapropiado para las mujeres».  Esta decisión surgió poco después de que el equipo femenino Dick, Kerr Ladies ganara popularidad, atrayendo multitudes de hasta 50.000 personas en sus partidos benéficos durante la Primera Guerra Mundial. La prohibición duró casi 50 años, dejando a las mujeres fuera de los espacios futbolísticos profesionales hasta 1971.

Kathrine Switzer fue la primera mujer en correr oficialmente la Maratón de Boston en 1967 aunque las normas del evento las excluían. Durante la carrera, un oficial intentó expulsarla físicamente a empujones al darse cuenta de que era mujer, pero Switzer continuó y terminó la maratón.

LA INVISIBILIDAD MEDIÁTICA Y LOS SESGOS NARRATIVOS

Hoy en día a pesar de los avances y los logros de las mujeres en diversas disciplinas del deporte profesional, la representación mediática, infantil, estereotipada o sexualizada que se les ofrece todavía no está a la altura. Las faltas de respeto son continuas y nos recuerda que, para nuestros compañeros masculinos, las mujeres todavía esta lejos de ser un igual.

El periodismo deportivo construye una realidad. Según un informe de la UNESCO, a pesar de los avances hacia la igualdad, solo el 4% de los contenidos deportivos en medios tradicionales está dedicado a mujeres. De hecho, se utiliza habitualmente el término “deporte femenino” para las mujeres y simplemente “deporte” en el caso del masculino. Este desequilibrio centra la atención en la masculinidad, relegando  la feminidad a una posición anecdótica. El rol masculino es el principal y la mujer es “lo otro”.

Este 4% de cobertura, además, suele estar impregnada de sesgos narrativos. Mientras los logros de los hombres se enmarcan en términos de fuerza, técnica y estrategia, los de las mujeres con frecuencia son descritos por el enfoque en su apariencia física o vida personal.

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Esta forma de desprestigiar el esfuerzo y las victorias femeninas pretende consciente o inconscientemente negar a las mejores atletas del mundo en su disciplina,  de un espacio igualitario y seguro. Es imprescindible que las narrativas cambien, que los medios dejen de reforzar estereotipos y que el mundo del deporte, en todos sus niveles, sea un espacio de justicia y equidad. Sin esta transformación, los logros de las mujeres seguirán siendo eclipsados por un sistema que insiste en mirar hacia otro lado.

LA SEXUALIZACIÓN DEL DEPORTE FEMENINO

Los bikinis cortos del equipo de voleyball playa, los culos más sexis del deporte, las corredoras más guapas, las nadadoras “marimachos”… no tendría fin si quisiera citar lo que se dice de las mujeres en el deporte o de “las chicas” como se las llama en lugar de atletas. Comentarios que pueden parecer inocentes, pero que despojan continuamente a las deportistas del mérito obtenido durante toda una vida de esfuerzo y sacrificio de la peor de las maneras: sexualizándolas.

Estos comportamientos irrespetuosos son impensables hacia los hombres, y son un intento obvio y extraño de hacer que algunas de las atletas más feroces del mundo se reduzcan a objetos sexuales. Es un trato sexista y una forma de devolver a las mujeres a un ámbito puramente de objetos para el disfrute de los hombres. Son un intento obvio de seguir manteniendo el control sobre los cuerpos femeninos ahora que pueden luchar por si mismas, ahora que pueden competir o pueden decidir abortar si lo desean. 

Para transformar la relación entre las mujeres en el deporte y el periodismo, es fundamental replantearse una vez más las buenas prácticas. Los medios deben asumir un compromiso ético en su forma de relacionarse con las atletas, promoviendo respeto hacia su trabajo y la eliminación de estereotipos dañinos.

INDICADORES EN ESPAÑA

España es un país de Europa Occidental con una de las economías más grandes de la zona euro. Con una historia y cultura ricas y un sistema político descentralizado, España ha sido un importante actor en la Unión Europea. Sin embargo, su economía ha sido desafiada en los últimos años por la crisis financiera de 2008, la pandemia de COVID-19 y las desigualdades sociales, a pesar de las reformas implementadas. En cuanto a los derechos de género y la equidad social, el país ha realizado avances, pero aún persisten algunas disparidades.

1. Indicadores Económicos World Bank

2. Indicadores Sociales World Bank INE – España en Cifras

3. Indicadores de Género World Bank WEF – Global Gender Gap Report

 

Resumen:

España es un país desarrollado con una economía diversa y fuerte, aunque enfrenta desafíos en términos de desempleo estructural, inflación y desigualdad social. A nivel de género, se han logrado grandes avances, pero persisten disparidades salariales y desafíos en la lucha contra la violencia de género. La baja tasa de natalidad y el envejecimiento de la población plantean importantes desafíos demográficos a futuro.